El Ministerio de Agricultura cerró la cifra del balance de incendios del año pasado en 62,000 hectáreas, de las cuales, un 80% fueron de los incendios ocurridos la semana del 14 y 15 de octubre del año pasado. El 53% de esos incendios era de masa forestal: 26.000 hectáreas de monte arbolado y unas 23.000 de raso en un total de 264 fuegos. Más de 20.000 hectáreas quemadas sólo en la provincia de Pontevedra. El Ministerio confirma que los montes gallegos han vivido en 2017 su peor año desde la gran ola de 2006.
El punto de inflexión que hizo que estos fuegos fuesen tan fatales fue la mezcla de fuego y viento que propició incontables focos por toda Galicia.Las características climáticas de la península ibérica acentuadas por los efectos del cambio climático junto con una mala gestión de las zonas rurales abandonadas han hecho de Galicia un sitio crítico para incendios forestales descontrolados. Siendo cada año más fatídicos para el monte gallego.
Tanto en minifundios como en los montes vecinales en mano común la expansión del eucalipto (eucalyptus sp.) ha sido espectacular debido en parte a la rentabilidad casi inmediata por su rápido crecimiento y por el éxodo de las zonas rurales y consecuente abandono de las tierras de cultivo. Es decir, se plantan cultivos controlados de eucalipto y después se abandonan.
Los eucaliptos son una especie vegetal alóctona y pirófila rebrotadora que es propagadora de incendios, es decir, no sólo es tolerante a incendios virulentos (o de copa) y logra sobrevivir, a su vez, ayuda a extender los mismos gracias a las escamas que recubren su corteza, éstas arden y se dejan llevar por el viento, propagando otro foco en una zona de bosque diferente. Tras un incendio, estas especies son capaces de rebrotar rápido, porque aunque parezca que están muertas, realmente no lo están. Además se aprovechan de que tienen un extenso sistema radicular al servicio de los pequeños nuevos brotes. Así que suelen ser especies que se recuperan rápidamente, rebrotando con bastante vigorosidad. Para los eucaliptos los incendios de copas no son un problema, ya que en su estrategia de soportar el fuego, dan por perdida la parte aérea. De hecho a estas especies les favorecen los incendios virulentos de copas, ya que eliminan a otras especies que pueden estar compitiendo con ellas por los recursos.
Es una pena que el bosque gallego se eche a perder por una mala gestión de las especies autóctonas y falta de control de especies tan invasivas como el eucalipto (cuya madera además tiene poco valor debido a la gran oferta y poca demanda de la misma). Pero lo que es más importante, para frenar la desertización, no basta con el abandono de los medios rurales dejando que crezcan matorrales y arbustos. Hace falta bosque sano de especies autóctonas,es decir, un ecosistema completo. Los bosques, además, generan humedad, ambiental y subterránea y atraen las lluvias del atlántico evitando futuros incendios.
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